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Las Cadenas de Farmacia: El caso de Chile

Existen cerca de tres mil farmacias en todo Chile y la mitad de ellas son parte de las tres principales cadenas: Cruz Verde, Farmacias Ahumada y Salcobrand, quienes concentran el 90% del mercado.

Según el sitio American Retail el presidente de la Asociación que agrupa a laboratorios como Andrómaco, Bagó y Labotario Chile, José Luis Cárdenas, señaló que la tendencia “es bastante constante, y es que la farmacia independiente sale más barata que las grandes cadenas” (America Retail).

El proyecto de Ley de Fármacos II, que busca entre otros aspectos, reducir el costo de los medicamentos, se encuentra en pleno trámite en el Congreso chileno.

El sitio web Pharmabaires publicó un artículo al respecto. A continuación parte de su transcripción:

Desde la rebelión popular que estalló en Chile el año pasado la cadena multinacional Walmart calculó que sesenta de sus locales han sido saqueados o intrusados. Decenas de sucursales bancarias también fueron atacadas y algunas parcialmente incendiadas. Hasta aquí algo “normal” en cualquier escenario de conflicto social en el mundo. Pero lo novedoso fue que los manifestantes también se ensañaron con las cadenas de farmacias.

Casi doscientos farmacias de las cadenas Salcobrand, Ahumada y Cruz Verde han reportado ataques desde que comenzaron las manifestaciones. La primera reportó 42 sucursales dañadas; la segunda, 55 (de las cuales 5 fueron quemadas) y Cruz Verde, por su parte, enumeró 100 locales dañados, según consignó El Mercurio.

Cabe preguntarse la razón por la cual las farmacias chilenas generan tanto odio a semejanza del capital financiero y de una multinacional estadounidense vinculada al precio de los alimentos.

La respuesta es la imagen que estas cadenas de farmacias construyeron entre los chilenos durante décadas, imagen negativa vinculada al precio de los medicamentos y al monopolio de mercado.

Las farmacias no fueron objeto de vandalización durante la crisis de 2001 en Argentina ni se reporta que figuren entre los blancos preferidos de las manifestaciones en Bogotá, París o Beirut, entre otros escenarios de protestas sociales y que se han tornado globales.

En la siguiente nota del farmacéutico Daniel Ricchione difundida por el centro profesional CEPROFAR, se explican las razones de tanto odio contra las farmacias chilenas...

... Seguidamente detallamos conflictos que surgen del modelo chileno de cadenas de farmacias:

Primer Conflicto: Pago por Comisiones

En los locales que tienen altas ventas están presentes los jefes de sala, apoyando la gestión interna del local. El sueldo del Jefe de Sala se compone de un sueldo base más una comisión por cumplimiento de metas (sobre la venta total del local). Esta misma fórmula de remuneraciones es la que funciona para los farmacéuticos, con la salvedad que los montos de bonos son mayores.

Por lo cual el medicamento pierde el estatus de bien social y se convierte en una mercancía siendo el objetivo de la farmacia aumentar la facturación en base a mayores ventas de medicamentos, para elevar el sueldo e ingresos del personal a través de una comisión.

Segundo Conflicto: La falta de laboratorios para las Recetas Magistrales

Cuando una droga no es fabricada por los laboratorios farmacéuticos o se requieren de dosis inexistentes en el mercado, como puede ser drogas para pediatría o para pacientes con condiciones especiales, las elaboraciones de las recetas por las farmacias son una solución ante estas situaciones. Las farmacias elaboradoras de recetas magistrales requieren que un farmacéutico diseñe estos medicamentos personalizados.

Las farmacias independientes distribuidas geográficamente permiten a los pacientes acceder a estos medicamentos, y se generan puestos de trabajo profesionales.

Sin embargo, en el caso de las cadenas de farmacia en Chile, cuando la farmacia recibe recetas para preparaciones magistrales, los vendedores las envían al laboratorio único que tiene la cadena. Para ilustrar el ejemplo tomamos el caso de la cadena Salcobrand que su laboratorio se encuentra en Santiago en el local de Pedro de Valdivia y Bilbao. Donde allí un farmacéutico es el responsable de los preparados. Por lo tanto, todas las farmacias de la cadena dispensan la receta magistral elaborada en un único local. Con lo cual hay una notoria merma de farmacéuticos que podrían trabajar en cada local si no estuviese la cadena. Y con la dificultad de logística y demoras para el acceso por parte de los pacientes. Adicionando también un monopolio por déficit de farmacias elaboradoras de recetas magistrales.

Tercer Conflicto: La proporción de la amenaza del despido en los monopolios.

Cuando una farmacia cierra, es una gran pérdida para los habitantes de una comuna y además se pierde al menos un trabajador farmacéutico. Pero cuando una cadena de farmacias decide cerrar, por lo general lo hace con varias farmacias a la vez. Dejando un tendal de empleados, profesionales o no profesionales, sin trabajo.

Siguiendo el estudio del modelo chileno vemos el caso siguiente publicado el 16 de noviembre de 2018 en el sitio América Retail (5): “el holding estadounidense Walgreens Boots Alliance, anunció ayer la ejecución de un profundo proceso de reestructuración con el fin de mejorar su rentabilidad y adaptarse a una nueva perspectiva de negocios. Este incluye el cierre definitivo de unos 50 de los 424 locales que administra la firma a nivel nacional, y se despedirían cerca de mil de sus cuatro mil trabajadores, número que representa alrededor del 25% de toda su planta.”

Cuarto Conflicto: Colusión de Precios

El mercado chileno creó incertidumbre en la población respecto de las prácticas utilizadas por quienes comercializan los medicamentos, reconociendo incluso que atentan contra la libre competencia. Es así como, durante los años 2007 y 2008, el mercado farmacéutico chileno ha debido enfrentar el caso de colusión de precios de medicamentos más importante de los últimos años, donde están involucradas las tres cadenas farmacéuticas más importantes del país: Farmacias Ahumada, Salcobrand y Cruz Verde (6).

En 2008 estas tres cadenas fueron condenadas por colusión de precios, y debieron pagar 230 millones de pesos (unos 331 mil dólares) a organizaciones no gubernamentales de salud y sus ejecutivos sentenciados a “cursar clases” de ética empresarial (7).

Este hecho afianzó la percepción y la sensación de abuso que tenían los consumidores sobre las compañías por la fijación de precios. En respuesta a esta realidad, nació la idea de crear una cooperativa de pacientes para adquirir medicamentos a un mejor precio en Chile. Así surgió “Salud Solidaria” de la Municipalidad de Recoleta, organización que más tarde se transformó en la primera farmacia de propiedad municipal.

El día 5 de octubre de 2015 se inauguró la Farmacia Popular “Ricardo Silva Soto” bautizada así en honor al estudiante de Química Farmacéutica que fue asesinado durante la dictadura (8)

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